Tumores renales.

Tumores renales

Por Dr. Armando E. De Gracia Nieto - Urólogo Oncólogo - uroexpert.net

El cáncer de riñón ocurre cuando células sanas de un riñón o de ambos sufren mutaciones que las llevan a reproducirse descontroládamente, compitiendo por espacio y alimento contra las células vecinas. Al crecer forman una masa llamada tumor y generalmente se originan en la corteza renal, que es el lugar anatómico del riñón en donde se produce la orina. Un tumor puede ser maligno o benigno. Un tumor maligno es sinónimo de cáncer. Esto quiere decir, que puede invadir estructuras vecinas (progresión local) o diseminarse a otras partes distantes del cuerpo (progresión a distancia o metástasis). Un tumor benigno es aquel que crece pero que no tiene la capacidad de invadir estructuras vecinas ni a distancia. 

Los seres humanos tenemos normalmente dos riñones ubicados en el abdomen, uno de cada lado. Miden alrededor de 10-13 centímetros en el adulto y tienen forma de frijol y se encuentran mas cerca de la región lumbar que de la parte anterior del abdomen. Tienen como función filtrar las impurezas de la sangre. También producen hormonas que nos ayudan a regular la presión arterial y la hemoglobina. Cada uno funciona de manera independiente y si funcionan normalmente, los seres humanos podemos vivir perfectamente con un solo riñón, ya que son capaces de compensar un déficit en el riñón contralateral. Si nuestros riñones no funcionan, podemos vivir mediante un proceso médico mecanizado llamado diálisis, que puede realizarse por un catéter abdominal (diálisis peritoneal) o por un catéter en las venas (hemodiálisis). 

Un factor de riesgo es aquel que puede estar relacionado con un riesgo aumentado de padecer una enfermedad, sin que ello implique necesariamente que se estará afectado por dicha enfermedad en el futuro. Los factores de riesgo para desarrollar cáncer de riñón son el tabaquismo, ser de sexo masculino, ser de raza negra, ser adulto, ser obeso, tener la presión alta (hipertensión arterial), trabajar con pinturas o materiales para soldaduras (exposición al cadmio), enfermedad renal crónica, estar en diálisis por mucho tiempo, antecedentes familiares de cáncer de riñón en familiares de primer grado (hijos, hermanos o padres) o ciertas enfermedades hereditarias como por ejemplo el Síndrome de von Hippel Lindau.

La mayoría de las veces el cáncer de riñón no da ningún síntoma, pero cuando da síntomas, estos pueden ser sangre en la orina (hematuria), dolor en la espalda (dolor lumbar), masa abdominal palpable, presión alta (hipertensión), anemia, fatiga, perdida de peso, perdida del apetito, debilidad, hinchazón en las piernas, fiebre que no está en relación con resfriados u otras infecciones, además puede presentarse con el desarrollo de las venas de la piel del abdomen (circulación colateral) o la presencia de varicocele en el hombre.

Se debe realizar una historia clínica y un examen físico adecuado. Entre las pruebas que se pueden solicitar para el estudio del mismo se encuentran un análisis de sangre y orina, una biopsia del tumor renal, aunque si en las pruebas de imagen se observa una masa sólida en crecimiento en el riñón, la biopsia no suele ser necesaria. En ese caso, se realiza la intervención quirúrgica y se analiza la pieza. Se puede realizar además un ultrasonido reno-vesical con vejiga llena. En él se puede observar la masa, si es sólida o quística y el tamaño de la misma y si la vejiga de la orina se encuentra sin tumoraciones en caso de hematuria. 

Si se planea una intervención quirúrgica, se debe solicitar una tomografía axial computarizada (TAC) abdomino-pélvica. En ella se puede hacer una reconstrucción tridimensional de la masa y de la circulación renal, así como su relación con las estructuras vecinas. Un centelleo óseo (gamagrafía ósea) puede ser útil para examinar la integridad de los huesos y sólo está indicada si el paciente presenta dolor en los mismos. La resonancia magnética puede ser útil para proporcionar imagen detallada de la anatomía del cuerpo. Se puede realizar una cistoscopia o nefroureteteroscopia en caso de hematuria o si hay dudas de que se trate de un tumor renal o de un tumor de vías urinarias altas. Se puede solicitar además, una citología de orina si fuese necesario. Esto es, colectar orina y analizarla al microscopio para ver si tiene o no células malignas. También se puede solicitar una gamagrafía renal DMSA. Esta es una prueba de medicina nuclear en la que se puede ver la función de cada riñón individualmente. Esto es importante al momento de decidir el manejo que se hará.

Dependiendo del tamaño tumoral, la extensión, localización, estado general del paciente, su edad, otras enfermedades coexistentes, y el funcionalismo de los riñones, se puede decidir el tipo de manejo. Se puede realizar vigilancia activa (vigilar la masa hasta que de signos de agresividad), o la cirugía. La misma puede ser parcial (se extirpa sólo el tumor) o radical (se extirpa todo el riñón) y puede ser abierta o laparoscópica. La cirugía parcial sólo se debe realizar cuando se crea que es seguro para el paciente y que además será oncológicamente correcta, es decir, cuando se crea que no hay riesgo de dejar parte del tumor dentro del paciente. También se puede realizar ablación selectiva de la masa con radiofrecuencia o crioterapia. Éstas técnicas son de elección en paciente que no pueden tolerar una cirugía, en pacientes con función renal reducida o que tengan un solo riñón y que tengan masas renales pequeñas.

La mayoría de los cánceres de riñón hoy en día se diagnostican de casualidad. Si has sido diagnosticado de una masa renal sólida, busca ayuda especializada.

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